lunes, 25 de agosto de 2014

XVIII Carrera Popular Las Lagunas de Villafranca, 24-08-2014.

Llegó el día grande del Club Atletismo Las Lagunas de Villafranca, y yo lesionado. Hasta el último momento no decido si participar o quedarme en meta. Las buenas vibraciones que me daba el vendaje Kinesio hacen que me decante por correr, acompañando a mi hermano.
Pero antes de empezar a contaros mi carrera, tengo que mencionar, forzosamente, la labor del club para nuestra gran cita. Quizá suene a tópico, pero la realidad es que hemos sabido funcionar como una maquinaria perfecta, consiguiendo que cada cosa estuviese en su sitio, que cada carrera comenzara a su hora, que a nadie le faltara de nada. Y todo eso se consigue con muchos voluntarios. Y si añadimos que esos voluntarios le ponen ganas y corazón a lo que hacen, sobran las explicaciones. Todos contentos.
Y como no mencionar a nuestros patrocinadores. Desde el más modesto al más grande, aportan con gusto su grano de arena para lograr una bolsa del corredor fantástica y un sorteo post-carrera como no puede verse en ningún otro sitio ni evento deportivo, haciendo que el pabellón polideportivo se llene hasta la bandera.
Por otro lado, además de los maravillosos atletas que han participado, viniendo de unas 70 localidades diferentes de España, hemos contado con la presencia de Julio Rey y Vanessa Veiga, que nos han dejado sin palabras, ya que, además de participar competitivamente (Vanessa lo demostró ganando y rebajando el récord de la prueba), nos mostraron que además de élite en atletismo, lo son en persona, donando una equipación de Vanessa para el sorteo y acompañándonos en la comida del club en las lagunas. Y siempre, en todo momento, con una sonrisa dibujada en su cara (se ve en el millón de fotos que nos hicimos con ellos). Sus hijos geniales, para comérselos ;-)


La foto con Julio todavía no la tengo, ya la subiré jeje.
Ahora si, vamos a correr:
Ritmo previsto: 5' el mil (o un pelín menos)
Compañía: la mejor, mi hermano (también se nos unió el compañero Jose, como en La Guardia).
Sensaciones: ideales, voy a disfrutar, si o si.
Se me hace ya raro colocarme en la salida de la mitad para atrás, pero hay que ser objetivo y no se debe molestar a los galgos, que hoy toca ser ... menos galgo jejeje. Apenas sin calentar, comenzamos nuestra prueba. Desde las primeras zancadas vamos al ritmo previsto, metidos en el grueso del pelotón, sin empujones, ni adelantamientos raros. El público que nos encontramos a la ida hacia las lagunas parece algo dormido, esperemos que a la vuelta hayan despertado, que los gritos y aplausos son ideales cuando vas terminando!.
Pasamos el primer kilómetro por debajo de 5 minutos. Pregunto a mis compañeros y, como no, van tan frescos. Ya en el camino comenzamos a adelantar a algunos y entre bromas y saludos, nos colocamos en las lagunas. Ahora podremos ver quién va en cabeza y si nuestros compañeros más fuertes están entre ellos.
A cada corredor que nos cruzamos le gritamos con ganas ¡ánimo Julio!¡venga Julio!, pero ninguno de ellos es Julio Rey, ya que hoy le hará de liebre a Vanessa. Enseguida aparece Alba Reguillo, encabezando a las féminas, y justo detrás nuestra pareja invitada. Y yo, con tanto grito que había dado, cuando llega el momento, me sale un gallo por la garganta... en fin, cosas que pasan.
Nos cruzamos también a Javi, Fillo, Ignacio, Floren, Uti, Jesús, Jose Luis (Lili), Casero ... casi todos!! y a cada uno de ellos, su correspondiente grito, ¡vamos! (por la tarde apenas podía hablar).
Pasamos a la zona de baño, y a cada cámara que veo, hago el tonto; que si un saltito, que si un gesto forzado ... es lo que tiene ir desahogado corriendo, te salen todas esas cosas sin  querer.
Vuelvo a preguntar a mi hermano por las sensaciones, y aunque me contesta que bien, creo que lo llevo algo "justito". Luego me dijo que no, que iba bien, pero que cada vez que nos cruzábamos con un lagunero yo me aceleraba y tenían que esprintar para alcanzarme ... si es que ... me puede la emoción...
Bajamos un pelín el ritmo hasta el km 6, donde está el segundo avituallamiento y como viene siendo tradición, después de San Isidro, apretamos.
Me presto a llevarle la botella de agua a mi hermano, voy muy bien de pulmones, lo que se dice sobrao, pero el gemelo me está dando un pequeño aviso. Trato de no hacer caso y rezo porque se quede en eso, en aviso, pero medio kilómetro después ya no es aviso, es dolor.
Antes de provocarme un daño peor, le devuelvo la botella a mi hermano y me freno en seco, terminaré los dos últimos kilómetros andando.
Cualquiera habría ido cabizbajo, de mal humor, cabreado ... pero yo solo me centro en animar a todos los que me sobrepasan. Cuando llego al pueblo, todos los vecinos me preguntan y claro, me paro a explicarles que voy lesionado, que si no, iría de los primeros (jijiji).
En San Marcos está mi padre esperando, su cara lo dice todo (pobre hijo mío). Me da los últimos ánimos y encaro la recta de Meta.
El ritmo es de vértigo ... uy, no, si voy andando ... 
Me da "cosa" acabar andando y pruebo a trotar un poco. Por suerte no me molesta y a ritmo cochinero cruzo la Meta. Todos me preguntan al verme llegar tan tarde y me desean que me recupere pronto ¡gracias!.
¿El tiempo?, pues claro que os lo digo, si siempre lo hago!: cincuenta y tantos minutos (paré el garmin en el 7 y no encuentro el tiket de crono3), o sea, casi a 6' el mil de media, mi peor resultado en el pueblo. ¿Triste?¡en absoluto!, mi meta era llegar por delante de mi compi Montse y lo he conseguido jejeje (enhorabuena también a ti, campeona).
Después, hablando con los compañeros del club, me cuentan que todos han hecho más o menos lo esperado, contentos en general.
Llega el turno de Ali. Hace ya mucho calor y todos lo van a pasar mal, pero son unos valientes y su espíritu competitivo les hará correr con ganas. Encabezando la clasificación femenina juvenil llega Sara, que se impone con un gran esfuerzo, después otra chica y Ali es tercera. Ya tiene otro trofeo (muchos más que su padre).
El resto del día, continúa como esperábamos, entrega de trofeos, sorteo, comida excepcional (acompañados de Julio y Vanessa). Y todo, con el mejor grupo de personas que uno se puede encontrar en el mundo, l@s laguner@s.

martes, 5 de agosto de 2014

I Carrera nocturna de La Guardia (Toledo)

Tras un caótico verano en el que no voy a ser capaz de ponerme en forma, bien sea por una causa o por otra (lo peor, la lesión del gemelo), decido ir a participar en La Guardia el pasado 1 de agosto. En realidad, la decisión fue de Ali, quería correr allí y yo no iba a quedarme en casita.
Tan solo he podido entrenar dos días con anterioridad, miércoles y jueves (la carrera es el viernes), por lo que decido hacerla a unos 5' el mil, no sea que el gemelo recaiga. Antes del calentamiento me encuentro a un compañero que se anima a hacerla conmigo, perfecto.
Las carreras de los más jóvenes son caóticas. Lo siento, pero no encuentro una descripción mejor. No se puede dejar todo el peso de la organización en una sola pesona, que, por muy experto que sea, siempre necesitará ayuda, la cual brillaba por su ausencia.
Pero tampoco vamos a deslucir esta prueba, ya que la localidad, a pesar de haber sido la primera edición, tuvo una buena acogida, encontrando público en bastantes zonas del recorrido.
Alicia fue la primera lagunera en participar. Su prueba era muy corta, tan solo 1200 metros, y no pudo alcanzar el podio al no controlar todavía estas distancias. Eso si, luchó en un apurado sprint final con la tercera participante.

Poco después salimos los adultos: Mónica (primera senior), Bienve, Antonio Layos, Uti, Juan, Ignacio y un servidor.
Nos colocamos los últimos del todo para salir, prefiero ir tranquilo desde el principio y tener buenas sensaciones mientras voy adelantando gente. Así parecerá que voy rápido, aunque en realidad, el ritmo previsto sea lento. Pero desde los primeros metros mi acompañante empieza a tirar de mi. Le advierto enseguida que no quiero jugármela, que prefiero ir más despacio, al menos hasta completar la primera vuelta. Luego, si me veo bien, quizá acelere un poco.
Cada vez que pasaba por debajo de una farola miraba el Garmin. Todo el rato por debajo de 5'. Entonces decido cambiar la pantalla y ver sólo las pulsaciones, así no le doy vueltas a la cabeza.
En cada calle vamos adelantando corredores, desde el principio. Eso te da un buen subidón y te envalentona, quizás más de la cuenta. Y creo que es precisamente lo que le pasaba a mi compañero. Conforme sobrepasábamos a los demás, él aceleraba. Y yo con él.
Terminamos la primera vuelta. Mi gemelo no se ha quejado en ningún momento. Y a mi me empieza a hervir la sangre. ¿Pero que he de hacer para sujetarme? Mira que intento hacer las cosas bien, ser prudente, pero el llevar puesto un dorsal y saber que eres capaz de correr al menos un minuto por kilómetro más rápido, me nubla la razón y es entonces cuando comienzan a salir chispas de mis zapatillas (o como diría Casero, empiezan a chasquear las rodillas).
Desde el primer acelerón mi compañero me dice que siga yo, que él no va a ir tan rápido. Y es entonces cuando soy capaz de sujetarme un poco, frenar y seguir a su lado. Pero una cosa es lo que decida mi cerebro y otra muy diferente lo que mi cuerpo (que tiene memorizado el ritmo del maratón 4'15") hace. O sea, que sigo acelerando en progresión.
Lo bueno de la carrera es que cuando te quieres dar cuenta, se está acabando. Y así, cuando falta algo menos de mil metros, voy animando a Jose (mi compañero), para que intente acelerar un poco (más). Apenas puede ya hablarme, pero yo voy como en una nube. Es curioso como a esta velocidad voy mucho más agusto que cuando calentamos mucho más despacio, me encuentro en mi salsa.
Terminamos la prueba en 30'40". Son algo menos de 7 kms y mis sensaciones no pueden ser mejores.
Por un descuido de la organización (al no advertir adecuadamente que se habían agotado las inscripciones), decidí ceder mi dorsal a Antonio Layos, que no se había inscrito con anterioridad (anunciaban que se podía hacer el día de la carrera). Por lo tanto, no salgo en la clasificación.
¿La próxima? posiblemente Tembleque.