Hay ocasiones en que la vida te quiere dar una lección, te quiere enseñar lo que realmente importa. Y no es, precisamente, que tengas dolor muscular, que necesites unas nuevas zapatillas, o un reloj que acaba de salir al mercado; tampoco es que se te averíe un electrodoméstico, el coche, o que hayas tenido un mal día en el trabajo. Cuando ves peligrar la salud, la que te deja continuar con todas tus tareas y aficiones, aprendes a darle un nuevo significado a todo lo demás. Y todo se queda a la altura del betún. Han sido unas semanas muy difíciles, con mi madre y mi suegra ingresadas. Pero la puntilla ha sido la intervención de mi hermano, cosa seria. Por suerte, la cirujana que tuvo, hizo una excelente labor. Un poco de chapa y pintura y a seguir para adelante. La recuperación no será rápida, pero ahí estaremos para lo que necesites, hermano, dejando de lado lo que sea necesario.
La misma semana de la operación había carrera. Me animó el compañero Fran. Podemos participar por equipos, miembros del Benemérito Instituto, de, al menos 4 componentes, y con alguna mujer entre ellos. Dicho y hecho. Nos apuntamos varios, hicimos nuestras propias camisetas y, aunque al final solamente pudimos correr 4, dejamos el listón bien alto, además de pasar una estupenda mañana. Spoiler: sextos por equipos (de 25).
A Madrid nos dirigimos Noelia, Toni, Fran y un servidor. Sin otro objetivo más que pasarlo bien. Fuimos madrugadores y llegamos con tiempo de sobra para tomar café, un bollito, evacuar, calentar...etc.
Me coloco con Fran no demasiado delante, creyendo que la gente saldría disparada. Un error. Aquí se cuidan menos de buscar el sitio que te corresponde, de tal forma que, me costó al menos un kilómetro ir sorteando grupos de gente que iba mucho más despacio desde el principio.
La primera parte de la carrera es con un buen desnivel negativo, lo que me permite ir a mejor ritmo de lo que esperaba este domingo. Las circunstancias personales no me permitieron ni entrenar, ni descansar como habitualmente acostumbro. No importa, vamos sin objetivo.
Después de ese primer kilómetro, parece que voy cogiendo mi sitio. Todavía veo mucha gente por delante de mi y me animo a ir adelantando, poco a poco, a buena parte de ellos. Esa misma mañana también se ha disputado la carrera de la mujer en Madrid. Muchas de las participantes, todavía con su camiseta rosa y dorsal puesto, nos animan durante el recorrido.
He pasado el primer kilómetro en 4'13'', cosa normal, teniendo en cuenta los adelantamientos y que el cuerpo todavía no estaba lo suficientemente caliente. Me agobio un poco, acelero. El perfil es muy favorable y no me cuesta mucho pasar el segundo por debajo de 3'50''. Voy mirando más el pulso que el ritmo, así me aseguro de no quemarme en la primera parte, a sabiendas que la segunda es mucho más dura, casi todo en subida. Aquí me doy cuenta de que el reloj avisa del punto kilométrico antes de llegar a la marca de la organización.
Pero ya antes de llegar al tercer kilómetro, el pulso sube un poco más de la cuenta. Bajo un poco, lo paso en 3'59''. Intento seguir siendo precavido, pero la pendiente favorable y el hecho de ir todavía adelantando corredores, me hace crecerme un poco más y no dejar de lado mi vena competitiva.
Bajamos por la eterna Calle Serrano. Es muy ancha y aquí hay poco público. Me viene fenomenal para concentrarme y evaluar mis fuerzas. Cuarto kilómetro en 3'53''. No voy memorizando los parciales. No voy sumando el tiempo mentalmente. Me limito a esperar, pacientemente, la llegada a mitad de carrera para ver el crono y especular sobre mi tiempo en meta.
Kilómetro 5, tiempo oficial 20'16'', he pasado este último en 3'53''. Si vas sumando los parciales que he puesto, efectivamente, no salen las cuentas. Mi reloj pitaba el kilómetro antes de llegar a la marca de la organización. Que le vamos a hacer, no se pusieron de acuerdo...
En este punto empiezo a prepararme para lo que me espera, la subida. De momento sigo avanzando rápido, parece que el sexto kilómetro sigue siendo en perfil de bajada.
Desde hace unos minutos hay un corredor, más joven, con el que voy haciendo "la goma". Unas veces va delante, otras detrás, y otras vamos juntos. No intercambiamos palabra alguna, yo, al menos, no estoy para conversaciones. Ambos damos caza a un animado grupo de 5 o 6 corredores al que hemos ido acercándonos poco a poco. Paso el sexto en 3'49''. Pero poco dura el grupo. Empieza a empinarse el asfalto y unos se quedan, mientras otros mantienen el ritmo. Yo aflojo, no me dan las piernas para acompañar a los más fuertes.
Poco antes del kilómetro 7, que paso en 4'18'', hay otra pequeña bajada. Lejos de intentar ir más rápido, la aprovecho para coger aire. Falta me va a hacer. Voy jodido. Pero en esta parte del recorrido, desde la Plaza del Callao hasta el Palacio de Liria, no hay subidas. No soy capaz de ir más rápido en el octavo mil de 4'08''. Y hasta aquí llegó lo bueno. Empieza la fiesta. Durante muchos metros voy con la respiración forzada. El cuerpo me pide ya parar, y todavía quedan dos kilómetros. Lo cierto es que las calles no están muy empinadas, pero no he llegado en las mejores condiciones posibles y lo estoy pagando.
Es entonces cuando busco una buena motivación para seguir subiendo. Me llega de inmediato. Pienso que mi hermano estará esperando mi llamada de teléfono al terminar, para contarle lo bien que se me ha dado la carrera, y no puedo decepcionarlo. Busco un punto intermedio de esfuerzo y algo de sufrimiento y afronto con energías renovadas el resto de la prueba.
Km 9 en 4'14''. El corredor con el que he ido haciendo la goma va delante. Me pongo a su altura, lo miro y sonrío. Me agradece la compañía y le digo que ambos nos hemos ayudado. Sigo un poco más fuerte y lo dejo unos metros atrás. Empiezo a dar lo poco que va quedando de mis fuerzas. Paso el km 10, según mi reloj, en 4'26''. Ha sido muy duro. Todavía queda un pequeño tramo para entrar al estadio Villahermoso y cruzar la meta. Por suerte, hay que hacer pocos metros por la pista. El cronómetro oficial pasa ya de los 41 minutos y detengo mi carrera en 41'28''. Mi eventual acompañante me esprinta y pasa un poco por delante de mí. No puedo sujetar una pequeña carcajada de sorpresa.
Fran llega poco después que yo. Nos subimos un rato a las gradas a esperar a las chicas.
Y posamos bien contentos con nuestro sexto puesto conseguido.
No hay podio para mí, ni trofeo conseguido, pero hoy mi esfuerzo va dedicado a mi hermano y a su pronta recuperación. Un gran abrazo!!