domingo, 1 de febrero de 2015

XXV Carrera populas San Blas, Los Yébenes, 2015.

      Tercera carrera del año. Hoy, formato diferente, montaña. Nos hemos vuelto valientes, quizá demasiado. Para correr una de montaña, aunque solo sean poco más de 5 kilómetros, hay que ir bien preparado. Y no hablo solo de entrenamiento en cuestas (escaso o casi nulo), sino también de material. Hoy he echado de menos unas buenas zapatillas de montaña, con tracción, para sujetar bien en las bajadas. No obstante, las viejas K-Swiss se han portado mejor de lo que esperaba.
     
      Mañana fresquita, viento, pero con suerte la sierra nos protegía bien y apenas nos ha castigado. Decido salir con camiseta de manga larga debajo y bufanda tubular al cuello y otra tapando los oídos. Todavía no sé si ha sido o no buena decisión, ya que en las subidas sin viento me sobraba todo y en la parte más alta, donde sí que soplaba algo, iba congelado... en fin.
      Desde el principio salgo con calma, en la mitad del "pelotón". Hoy también debe haber un león o algo peor en la salida, porque todos suben despavoridos. Yo, creyendo que iba a salir más tranquilo en esa posición... qué ignorante. No han transcurrido 300 metros cuando ya empiezan a quedarse algunos. Por suerte, somos menos de 200 participantes y el camino permite rebasar al personal sin mayor problema.
      Se comienza en un camino de grava, al rato, cuando ya están las pulsaciones bien altas, se sigue por un paseo adoquinado con guijarros y cemento a los lados. Aunque tiene algo de peralte, opto por el cemento, hay mucho mejor agarre. Pero en ese punto la pendiente se endurece bastante y ahora son más los que ceden su puesto, por lo que tengo que ir en zig zag todo el rato.
      Hoy me he regido por las pulsaciones, ya que en este terreno es imposible hacerlo por tiempo o por parciales. La mayor parte de la carrera he rondado las 168, punto en el que me encontraba bien, ya que subía alegre, pero siempre reservando un puntito, el que hay que guardar cuando no conoces el perfil de la prueba y evita que un exceso de confianza haga que te pares en seco.

 
      Poco después del primer kilómetro llegamos a los molinos. Aquí hay una pequeña bajada. Lo malo es que termina el camino más o menos ancho y empieza una senda. Se hace casi imposible adelantar a nadie sin jugártela. Hasta aquí he llegado con Carlos Peño, siguiendo su ritmo, que me ha parecido excelente; pero hay un corredor que viene gritando y pidiendo paso. Nos ha adelantado a los dos y yo no he podido resistirme a seguirlo. Pronto hemos dado alcance a otros que nos precedían. Bajamos un poco el ritmo y ahora soy yo el que se la juega, saliéndome de la senda y rebasándolos a todos.
      Justo entonces llegamos al descenso. Alcanzo a otros dos corredores, pero bajando soy más prudente y me quedo ahí. A los pocos metros noto un pinchazo en el gemelo derecho. No es lesión, si no una pequeña sobrecarga. Cada vez que freno con fuerza para no llegar rodando al pueblo me duele, así que no me queda más remedio que incrementar mi prudencia y bajar la velocidad. El terreno está muy suelto, normal, es montaña, y en una pequeña grieta resbalo, con la gran suerte de no caer del todo al suelo, apoyándome en la mano derecha. Detrás de mí gritan enseguida "¡cuidado!", pero me enderezo en una décima de segundo y continúo sin más problema, pero frenando más todavía.
      Pronto llegamos a una nueva subida. Aquí hay varios chavales que me adelantan a un ritmo espectacular, diciendo que queda poco. Menos mal que no les he seguido, porque mi concepto de poco no ha sido el mismo jejeje. Llegamos a un tramo de cemento que da a una ermita y trato de mantener el puesto, no me gusta nada eso de que me adelanten faltando poco para el final... Llego arriba con fuerza y comienza otra bajada, esta vez más suave y en muy buen terreno. Aquí he ido mucho rato bastante fuerte, adelantando a otros dos corredores, pero las fuerzas van un poco tocadas y temo que si hay más subidas voy a "petar".
      Este tramo se me hace especialmente largo, y no dejo de mirar a la derecha, a ver si localizo a los corredores que van delante, ya en bajada. Cuando por fin giramos a la derecha y comienza el último descenso respiro aliviado. Vuelvo un poco la cabeza y ¡sorpresa! tengo a Floren a unos 5 metros detrás de mí. Sinceramente, me he alegrado muchísimo al verlo, hoy llegaremos juntos a meta, pero esto es un indicador de que nuestros particulares duelos volverán a repetirse, de que podremos compartir más de un kilómetro juntos, dándolo todo, hasta conseguir que uno de los dos ceda. De verdad que estoy encantado de que esté en tan buena forma como yo.


      Acabamos en 26'55", pero como dije antes, el ritmo es lo de menos. Sin perder más tiempo de lo necesario, voy a por una chaqueta al coche y a buscar a Ali. La encuentro cerrando la carrera junto a otra corredora. Viene contenta, ha sido una chica fuerte y ha terminado dignamente esta dura prueba.
      Para no ser demasiado duro con la organización de la prueba, diré que el circuito estaba escaso en señalización. La mayoría no hemos tenido problema en seguir a los que iban delante, pero los más rezagados podían perderse facilmente. Es punto deben solucionarlo. La parte positiva ha sido el segundo puesto de Bienve en su categoría. No esperábamos menos de nuestro compañero, enhorabuena. Fillo ha sido cuarto en veteranos, Floren y yo décimo y undécimo. El resto, Carlos, Julián, Juanan, Alfonso, Isidro ha entrado muy bien posicionados. Para celebrarlo, hemos ido a saborear unas raciones de venado mmmmm exquisitas!!

      Hoy hemos hecho nuestros pinitos en la montaña. Creo que no volveremos.