domingo, 6 de enero de 2019

Las típicas San Silvestre, Puerto Lápice y Villacañas, diciembre 2018

Metido de lleno en la preparación para el maratón de Sevilla, tengo que hacer malabarismos para coordinar el trabajo, las fiestas, las carreras que me gusta hacer, los entrenamientos y, como no, la familia.
Un pequeño despiste me ha hecho comenzar el específico del maratón dos semanas antes de la cuenta. La parte buena es que voy asimilando muy bien los entrenamientos, mejorando día a día. La parte menos buena, es el temor al sobreentrenamiento, a pasarme de rosca, vamos.
Al darme cuenta de este error, decido incluir las dos semanas restantes en el plan con menos kilómetros totales, para asimilar las más duras. En una de esas semanas, entrarán la carrera de Navidad de Puerto Lápice y la San Silvestre Villacañera. La primera se celebró el sábado 29, y la última, el lunes 31. Decidí descansar y dedicar a los míos, por lo tanto, el domingo 30.
Como ambas carreras son de distancia corta, pienso que si hago un calentamiento extenso, de aproximadamente una hora a ritmo suave, no habré perdido demasiado el hilo del maratón. Dicho y hecho, así me fue en ambas:

Puerto Lápice. Preparo el frontal, porque se me hará de noche antes de la prueba. Lo guardo en una mochila de tela fina, apenas noto que la llevo. 90 minutos antes de la carrera salgo hacia los molinos. En el pueblo he visto a Higinio que, sonriendo, me ha sugerido un par de subidas para llegar suave a la carrera. Creo que lo decía de coña, pero un par de subidas que me hice. Tan bien me sentaron, que hasta el martes siguiente tuve agujetas. En total salieron unos 11 km.
La carrera. Antes de empezar hice un nuevo amigo, Abel. Ya habíamos coincidido aquí en otras ocasiones, pero recuerdo haber llegado por delante. Me cuenta que está en forma, que ha bajado un par de veces de los 40 minutos en diezmil (cosa que yo, a día de hoy, no creo que pueda). Por mi parte, le digo que procure sacarme buena ventaja, porque si llegamos juntos en la última vuelta, voy a ponérselo muy difícil.
Apenas somos una docena de participantes y yo, que he venido a "entrenar" más que a competir, ya me veo dándolo todo innecesariamente... El caso es que nada más salir, me coloco en el quinto puesto. Los que me siguen van en plan festivo. Ya en la primera vuelta, los cuatro que me preceden han puesto bastantes metros de por medio. Menos mal, pienso entre mi, así no me veo presionado para luchar por un puesto en el podio. En mitad de la segunda vuelta pita el gps el primer km, 3'35". Es bastante rápido, para haber hecho dos subidas a los molinos. Cuando empieza la tercera y última vuelta, la distancia entre el tercero, cuarto y servidor, se ha reducido considerablemente, y claro, teniendo una mínima posibilidad de hacer podio junto a Miguel Vera e Higinio, hace que a mi se me nuble la vista, se me vayan los planes a hacer puñetas y empiece a dar caña a las piernas. El caso es que acabo inmerso en una guerra a la que había venido como mero espectador.  En el primer giro de esta vuelta rebaso al cuarto y ahora ocupo su lugar. Delante va Abel, a unos 40 metros. Aprovecho la ligera bajada para dar un arreón y quedarme a escasos cinco metros antes del último giro. Cruzamos la mirada y algo me dice que sabe perfectamente que no voy a dejarlo llegar tercero. Giro, acelero a tope y lo adelanto con "cierta facilidad" (se me salía el corazón por la boca). Llego muy satisfecho tercero de la general. Ali también hace tercera mujer, ambos llevamos trofeo a casa y ... otra vez... le vuelve a tocar la cesta que sortean.

Villacañas.
Aquí me prometo a mi mismo ser más cauto y no ir más rápido de la cuenta. Al igual que en Puerto Lápice, caliento unos 11 km y me pongo en la salida con las fuerzas a tope y las agujetas del pasado sábado. A todo el que me pregunta le digo que voy a ir a ritmo de maratón, o sea, subiré a 4'30" y bajaré a 4'15". Aquí, a ese ritmo, no tengo opciones de podio por categorías, así que voy a salir a disfrutar de verdad, sin agobios.
Me coloco por mitad del pelotón y salgo muy tranquilo. Por suerte, el grupo se ha estirado enseguida y adelanto con facilidad a los primeros corredores, sin perder de vista el gps, para no pasarme de rosca. Nada más llegar a la parte más alta se pega a mi lado un corredor. Enseguida me doy cuenta de que me ha elegido como liebre, llevo un paso alegre, pero sin excederme. Llaneamos un poco hasta la Avenida de Madridejos y empezamos a bajar. Este año hay algo más de público que otras veces, sobre todo en La Moderna. Cuando paso por ahí, miro el Garmin, voy a 3'45" ... leche, ya la he liado!!. Me freno un poco, pero a pesar de ello, sigo adelantando a otros corredores. Mi acompañante ha quedado algo detrás, al acabar la carrera me saludó y me dijo que bajé demasiado rápido. De nuevo comenzamos a subir por la Calle Mayor y yo trato de aflojar un poco el ritmo. Pero las piernas van respondiendo estupendamente y a 4'10" es lo más lento que veo el gps. Unos pocos metros por delante localizo a Josué. Se le ve muy fuerte, pero, inevitablemente, voy a darle alcance. Procuro hacerlo sin dar tirones, y poco antes de la rotonda del sembrador lo pillo. Me uno a él unos metros, pero por delante diviso a dos corredores con el pelo blanco y de nuevo se enciende el piloto competitivo. Ahora, en frío, pienso que no sirve de nada acabar fuerte estas carreras, en las que no tengo opción a podio, pero en caliente, si las piernas van bien, no hay quien las sujete...
Un último acelerón, esta vez si, más cómodo que en Puerto Lápice, y adelanto a los veteranos. Llego a meta el 32 de la general, sexto de mi categoría y habiendo corrido a 4'01" de media.
Estas dos competiciones-entrenamientos, me han venido estupendamente para preparar Sevilla. Por el momento, ya no hay más carreras a la vista antes del maratón. ¡Deseadme suerte!