domingo, 26 de febrero de 2012

Crónica de un desastre anunciado.

Llevo una buena semana de entrenamientos, rodando agusto más de una hora y sin problemas. El viernes incluso hicimos unas durísimas series de mil. Pongo durísimas porque todo aquel o aquella que las haya hecho sabe de lo que hablo, no por el discreto tiempo que marqué en las mismas (unos 3'58'').
Ayer salí con Ali en la bici para ver el recorrido que íbamos a hacer hoy, aunque al final el camino de ida lo hemos variado y ha salido más distancia de lo previsto.
Esta mañana he tenido que hacer tres visitas al wc antes de entrenar y la sensación que me abordaba era de deshidratación. Me he preparado gel casero y algo menos de medio bidón de isotónico mezclado con agua, que al final se me ha quedado muy corto.
Puntual llega Casero a buscarme, y en casa de Floren nos juntamos con Uti, Isidro, Jose Fillo, Mónica, Bienve y Pedro. Enseguida nos ponemos en marcha, empezamos por el camino de los Silos.
Las primeras sensaciones no me gustan, me duelen las piernas y noto que mi cuerpo no va respondiendo como el resto de la semana, subo rápido de pulsaciones. En un "momento" llegamos al camino de los Moledores. Como no podía ser de otra manera, no dejamos de hablar y reír, contando anécdotas y chistes (los míos hoy eran malísimos, que le vamos a hacer). Giramos a la izquierda y a la que nos descuidamos llegamos a Camuñas. En la localidad vecina, cada vez que nos cruzamos con un paisano le preguntamos si vamos bien para Puerto Lápice, o les decimos que venimos de Illescas, o del Cristo de Urda ... las caras de asombro de los camuñanos hacen que nuestras inocentes bromas nos "tronchen" de risa a cada minuto.
Desde aquí tomamos el Camino bajo de Camuñas a Villafranca, será la parte más dura, por el cansancio, pero también la más agradecida, ya que es en ligera cuesta abajo todo el tiempo.
A estas alturas ya me he bebido más de medio bote de gel y adelanto a mis compañeros que no llegaré con ellos al pueblo, que veo sobre mi cabeza sobrevolar una pájara ... que digo pájara, un pajarraco enorme que ni con el gel ni con la bebida dhttp://www.blogger.com/img/blank.gifel bote seré capaz de derrotar.
Incrédulos, se ríen y siguen. A los 5 minutos más de lo mismo, que va en serio, que voy tocado; ahora ya parece que los he convencido, me animan para que aguante, pero no duro mucho más, tengo que ponerme a andar cuando llevamos casi una hora y cuarenta minutos. No he caminado más de 100 metros cuando intento seguir trotando. Curiosamente voy bien, incluso comiendo terreno a mis compañeros, que todavía tengo a la vista, pero no, tan solo 10 minutos después tengo que volver a caminar.
Después he intentado correr otras dos veces, pero los dolores de rodilla y algunos calambres me han obligado a seguir andando hasta el pueblo.
Ya en Villafranca, voy trotando desde la plaza hasta mi casa; en total han sido casi 2 horas de carrera.
Ahora toca recuperar.