miércoles, 29 de octubre de 2008

Un corredor del montón


Ayer fue jornada de descanso, la lluvia y los quehaceres familiares me impidieron salir a correr; tampoco puedo obviar que tenía un dolor de piernas considerable y no me apetecía nada de nada calzarme las zapatillas. Sin embargo, el amigo Landes hizo que me arrepintiera de quedarme en casa. No se le ocurrió otra cosa que abrir un post el el foro de elatleta preguntando que quién era el guapo/a que no saldría a entrenar con este tiempo ... muchos contestaron, casi todos entrenaron, yo no.
Pero hoy iba a ser diferente. Hoy me iba a quitar ese mono de un día que todo corredor del montón tiene después del día de descanso. A la hora de salir no llueve, de hecho, hace un bonito sol, tan solo un viento gélido hace que el día no sea del todo agradable.
Gafas de sol, mp3, cortavientos, mallas largas, gorro, guantes ... si si, voy abrigado, pero hace frío y tengo previsto ir despacito, asi que no me va a estorbar ni una prenda.
Comienzo suave, como siempre, y llevo una inesperada y a la vez agradable sensación de comodidad en cada zancada. Disfruto del paisaje de mi tierra, a pesar de la monotonía de verlo a diario, me encanta. Al llegar a las lagunas la vista es preciosa: gupos de nubes cerradas y amenazantes, y entre cada grupo un cielo azul espectacular que hace que mi visión parezca un extraño tablero de ajedrez, conmigo en medio, cual peón que avanza paso a paso debajo del mismo.
Llego al km 3 y unas gotas me caen en la cara. Miro a mi izquierda y lo que me encuentro hace que me plantee buscar un refugio y volver a casa con el rabo entre las patas. Viene lloviendo fuerte y me voy a mojar. Entonces me acuerdo del post de Landes ... ¿rajarme yo? ¡JA! aumento el ritmo intentando esquivar la nube de agua que se me avecina, ha oscurecido mucho de repente, pero no me quito las gafas de sol, ya que me hacen de socorrido parabrisas, impidiendo que las gotas choquen con fuerza en mis ojos.
Km 4'5, aquí ya no llueve. Sigo corriendo algo más rápido de lo normal.
Km 7, me doy la vuelta y un paisaje increible se alza ante mis ojos. Los atardeceres manchegos son inigualables. El azul de nuestro cielo, mezclado con unos últimos rayos de sol anaranjados que brotan entre las nubes hacen que los colores rojo, púrpura y azul marino se vean de una intensidad imposible de explicar con palabras, esto hay que verlo en persona para poder sentirlo.
Km 8, la nube que me ha dejado empapado se aleja rápidamente, a la misma velocidad que se acerca otra que la sigue ... como me descuide me voy a enterar!!
Sigo a un ritmo no previsto, algo más rápido de 'lo de siempre', pero por alguna razón que desconozco, todavía no tengo ningún síntoma de cansancio.
Km 11, me libro, esa nube ya no me pilla.
Km 12, ya es de noche, menos mal que el paseo de las lagunas ahora está iluminado, si no ...
Km 14: una hora, siete minutos y quince segundos, cansancio cero, más que contento.
La foto (con permiso del tío Cazuela) es del paseo de las lagunas, mi circuito diario.

4 comentarios:

Landes dijo...

Vaya relato. Porque acabo de cenar que si no me calzaba las Mizuno y me iba a hacer unos km a pesar de ser mi día de descanso.

Un saludo.

Eladio dijo...

je je, ese era el efecto que quería conseguir ;) ;)

Mildolores dijo...

Una hora y siete minutos e 14 kilómetros. Mmmmmh. Se cumple la máxima de que con agua corremos más deprisa.
Yo añadiría que da igual que llueva o no, con que el cielo amenace.

Eladio dijo...

Si, Mildo ¡lo que hace el miedo!