jueves, 25 de diciembre de 2014

Sueños, decisiones.

Justo en ese momento que no es de nadie, cuando ya se ha escondido el sol, pero su luz sigue llegando, cuando ya se ven las primeras estrellas, pero todavía no es de noche, justo entonces me calzo las zapatillas y consigo vencer a la pereza, al dolor de cabeza y, rompiendo las cadenas que me atan al sofá, que en estas fechas de opíparas comidas, es el mejor amigo del hombre, salto a la calle, con el mejor destino que en este pueblo puede encontrarse.
 Es Navidad, pero eso no importa. Hemos cumplido sobradamente con la familia, todo el día juntos. Ahora es mi momento, me lo he ganado.
Algunos paisanos ya vuelven de las lagunas, empieza a hacer frío. Saludo a casi todos; aunque conforme voy, con el gorro y la cara tapada, dudo que me conozcan. Juanjo me devuelve el saludo llamándome por mi nombre. Normal, ha sido corredor y estoy seguro de que ya sabía quién era el "loco" que subía por el paseo a esas horas solo con ver su forma de dar zancadas.
Las piedras, las malformaciones del terreno, los tarays ... nada hace que mi pensamiento se distraiga. Voy pensando en futuro, en un objetivo para el año que viene. Este ha sido relativamente bueno. He logrado algo con lo que nunca hubiera soñado, pero después he estado casi todo el verano sin poder correr. Necesito tomar una decisión, pero ésta no llega. Ojalá tuviese la confianza necesaria para tomarla, tanta como la que llevo mientras corro en la oscuridad. Cualquier obstáculo en mi camino podría haber acabado en una lesión bastante fea, pero casi ni miro al suelo; prefiero la imagen que me brinda el reflejo de las estrellas en las lagunas. Que bonitas son. Voy primero hacia el lado derecho, luego al izquierdo y finalmente, regreso por el mismo camino que me ha llevado hasta allí.
Tengo un sueño, pero me falta un pequeño impulso para intentar hacerlo realidad. Vuelvo sin una decisión tomada.
Escondida entre los árboles, una tímida luna creciente muestra su cara. Me hace un guiño y se hace dueña de mi corazón. Con qué facilidad he sucumbido. Le he prometido volver, con la esperanza de que ella me ayude a resolver, a ser más valiente. Quizás mañana.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Carrera de Navidad Puerto Lápice, 2014.

Como viene siendo habitual, acudimos a Puerto Lápice para correr en su competición Navideña. Una carrere hecha desde el cariño para pasarlo bien, más que para disputarla. Muchos paisanos la hacen disfrazados, dando un toque de humor que siempre viene bien.

En esta edición se ha conseguido una buena puntualidad, cosa de agradecer. Pero lo que es bueno para todos resultó casi un desastre para los que habíamos demorado el calentamiento, dejando, en mi caso, tan solo 1800 metros corridos. Mis compañeros hace más o menos lo mismo; Ali, como siempre, a su aire, Uti a mi lado y JuanJe con su niño, preparándolo para su carrera.
No hay chicas de la categoría de Alicia, así que, igual que el año pasado, correrá con nosotros. Se ha estado informando y dice que tratará de conseguir podio en la general, pero que le va a ser difícil.
Por mi parte, el resultado es una incógnita total; si bien he entrenado agusto y sin dolores un par de semanas, se me antoja haber acumulado muy pocos kilómetros, y de poca calidad, pero aquí tengo un tercer puesto y este año no han venido los dos primeros ... empiezo a soñar con otro podio.
Ya en la línea de salida, tengo a mi lado a un par de corredores de Madridejos (uno de ellos sabemos que ha sido muy bueno en carreras de 800 metros, del otro no sabemos nada). También durante el calentamiento hemos visto a Antonio Layos (hijo). Está muy fino, seguro que gana hoy.
Los de Madridejos bromean y se dicen "no salgas muy deprisa, que nos vamos a quedar muy lejos", entonces, uno de ellos me mira de arriba a abajo y contesta: deja, deja, aquí hay gente que anda mucho ... jejeje, se ve que este veterano todavía tiene buena pinta...
Salida y estampida, cosa evidente en un 2000.
Con la cabeza bien fria, procuro no darlo todo en la primera recta, dejando a Antonio y uno de Madridejos en cabeza, detrás vamos un grupo de cuatro o cinco. Durante la primera vuelta me coloco al final del grupo, controlando que ninguno se escape. Los dos primeros ya nos sacan bastantes metros. Pero al comenzar la segunda vuelta, uno del grupo comienza a tirar. Me pego a él, sin adelantarlo. Enseguida se da cuenta y me hace señas con la cabeza, pero prefiero quedarme atrás, yo tengo un buen final y no voy a malgastar ni una gota de esfuerzo inútilmente.
En el primer giro de la segunda vuelta alargo la zancada y me coloco tercero, pero escucho pasos y respiraciones entrecortadas detrás de mi, no voy solo y me va a costar mucho mantener la posición.
En el siguiente giro el corredor al que había seguido ya no está, pero en su lugar aparece el otro de Madridejos. Se pone a mi lado y juntos completamos la segunda vuelta. En un rápido movimiento de muñeca miro el crono 4'40"; eso es una media de 3'30" el kilómetro. Pienso que es demasiado fuerte y, aunque voy bastante bien de pulmones y piernas, algo dentro de mí dice que siga controlando y no me precipite en mi último "arranque".
Antes de llegar al primer giro nos adelanta otro corredor con una facilidad asombrosa ¡parecía que estábamos parados!. Esto hace que me derrumbe momentáneamente y deje de pensar en el podio. Enseguida el de Madridejos se pone a su lado y yo hago un esfuerzo y los alcanzo en el giro.
Empieza la penúltima recta, Madridejos acelera, yo le sigo y el otro se queda. Bajamos muy deprisa y le comemos muchísimos metros a los dos primeros, tanto que pienso que puedo conseguir incluso la segunda posición.
Pero, ¡ay, amigo!, esto es un 2000, apenas queda un giro y 150 metros ... y los otros tienen así como 20 años menos que yo... En el giro doblamos a varias chicas, tengo que sortearlas, pero no me estorban. Lanzo mi ataque (el Garmin dice que iba a 2'44", cada uno que piense lo que quiera jajaja), alcanzo al de Madridejos que va tercero (el segundo ha espabilado y es imposible pillarlo), pero al llegar a su lado suelta un cambio demoledor al que no puedo responder. Entro pisándole los talones, a menos de un segundo, pero en cuarto lugar, medalla de chocolate.
Mi tiempo en meta es 6'56", dos segundos más rápido que el año pasado. Antonio, el ganador, ha cruzado tan solo 10 segundos antes. Varios espectadores nos felicitan y nos dicen que el final ha sido espectacular, ya que íbamos todos muy juntos disputando los puestos de cabeza.
En sexto lugar llega JuanJe y Uti en octavo, algo mareado. Poco después llega Ali, disputando el tercer puesto de la general femenina con otra chica mayor que ella. A pesar de su esfuerzo llega cuarta, pero muy contenta.
Sin perder ni un minuto, detrás del último nos vamos todos a la carpa a la entrega de trofeos y a comernos las tortas con chocolate.
La sorpresa final resulta ser que la cesta del sorteo le toca a Ali, mejor imposible.