lunes, 31 de octubre de 2016

10K Yugo, Socuéllamos 30-10-2016

Tras el disgusto de no haber podido participar en la carrera de Las Lagunas, nuestra carrera, por una fascitis que me ha tenido 33 días sin calzarme las zapatillas, vuelvo de nuevo a la carga en Socuéllamos. Tan solo un mes de preparación, pero las sesiones de bici que he podido meter mientras descansaba la fascia han sido cruciales, llego al 30 de octubre en un buen estado de forma.
Siempre queremos más, eso es así, pero por esta vez, voy a ser conformista. Resumiendo: la carrera salió como tenía que salir, y punto.
Con el aliciente de conseguir un jamón y un queso por número de atletas del mismo club llegados a meta, los laguneros conseguimos formar un grupo de 17 aguerridos corredores.

La historia de cada uno varía en condición a sus pretensiones, sus entrenamientos, su estado de ánimo...yo contaré la mía.
Miento si digo que no estaba nervioso, han sido muchos días sin colocarme un dorsal. También había elegido llevar un ritmo osado, muy al límite de lo que había hablado mi cuerpo en los entrenamientos de calidad, pero así soy yo, y eso nada puede cambiarlo.
La idea es acompañar a Uti, saliendo a 4 minutos el kilómetro y, según se desarrolla la carrera, aflojar o apretar; sencillo, ¿verdad? El caso es que desde el primer momento llevamos el plan al pie de la letra, es una de las ventajas que tiene correr con alguien tan experimentado. El habernos puesto bastante delante en la salida ayuda a que no sean muchos los corredores que hagan de freno por delante, tampoco estorbamos nosotros a nadie. La calle de inicio es ancha y los pocos adelantamientos que se ven son sin peligro (jo, esto parece la fórmula uno).
El domingo se nos juntaron dos cambios, el de hora y el climático. No hacía frío precisamente, pero tampoco mucho calor, casi casi la temperatura perfecta para ir rápido.
Mis piernas van respondiendo muscularmente a la perfección, la fascia no se queja en absoluto y las últimas molestias que había tenido desde principio del verano en la rodilla izquierda tampoco quieren aguarme la fiesta. La cosa pinta muy bien.
El primer kilómetro lo clavamos 4'01", el segundo transcurre en una ligerísima subida y lo hacemos en 4'06", cosa lógica y nada preocupante, ya que tenemos margen para recuperar si fuese necesario.
El cronómetro sigue estando de nuestra parte y con el ritmo ya bien memorizado, llegamos al kilómetro 3 en 4'03".
Los organizadores, tras algunos cambios en el recorrido, han conseguido quitar los pocos giros bruscos que había en ediciones anteriores. Con este trazado llevamos ventaja los que entrenamos en La Mancha, pataleando los largos y llanos caminos que la atraviesan, corriendo a velocidad continua, aparentemente sin esfuerzo (aparentemente, ja!).
Antes de llegar al cuarto kilómetro empiezo a tener una desaforada sensación de sed y no veo la hora de llegar no a éste, si no al siguiente, que es en el que preveo hayan puesto el avituallamiento.
Con la mente puesta en disfrutar del líquido elemento, picamos el 4 en 4'02", y poco a poco vemos que el objetivo de bajar de 40 minutos (sí, esa era nuestra idea) se va esfumando, ya que los pocos segundos que llevamos de exceso se acumulan y las dudas de terminar fuerte empiezan a surgir.
Pero no será esa la principal traba a nuestro plan, ya que un pequeño dolor de estómago empieza a hacer acto de presencia en mi persona.
Kilómetro 5, buen ritmo, 4'00". Las piernas van de lujo. Me puedo permitir acortar o alargar la zancada al gusto para salvar alcantarillas, adelantar a otros corredores, voy encantado. Pero el estómago duele cada vez más y mi cuerpo empieza a pedir un respiro. Me cuesta mucho trabajo seguir a este paso, pero la experiencia que me han dado las diferentes carreras, mucho más largas, en las que he participado, me dice que puedo exprimirme mucho más, aguantar sin problemas hasta el final; eso sí, no trates de ir más rápido que la cagas.

Comienza de nuevo la ligera subida antes del kilómetro 6, nos acomodamos detrás de un corredor que, por los pelos (blancos) adivinamos, es veterano. Aflojamos el paso, vamos a darnos una pequeña alegría.
Hasta ahora, perdón por no haberlo mencionado antes, hemos ido adelantando a decenas de corredores, y así vamos a continuar hasta acabar, señal de que nuestra carrera ha sido muy bien planteada (aunque veremos más adelante que alguien la planteó mucho mejor).
4'14", es lo que tardamos en alcanzar el 6. Ahora al corredor que adelantamos es nuestro compañero Javi Romo (el Rapi), que se niega a acompañarnos, ya que va fundido.
Al pasar el 7 le digo a Uti que si quiere ir más rápido no se lo piense, que no se preocupe por mí, ya me las apañaré, pero va igual que yo, deseando ver la meta y forzando para mantener los discretos 4'09" que nos salen en este parcial.
Poco después, sobre el kilómetro 8, que pasamos en 4'10", veo unas sombras (y no chinescas) sobre mi cabeza, y antes de adivinar de quién se trata, nos saluda con gran felicidad el amigo Floren. Ya nos había advertido que iría recogiendo cadáveres antes de acabar, y, efectivamente, acaba de dar con dos fiambres.
Vamos juntos hasta el 9, que gracias a su compañía, bajamos un pelín, a 4'06". Es entonces cuando poco a poco nuestro compañero da rienda suelta a sus zapas y empieza a dejarnos atrás.
Yo trato de seguirle unos metros, me giro, buscando a Uti, pero lleva mala cara y trato de pegarme a Floren. Las piernas responden muy bien, pero el dolor de estómago se acentúa y pienso que no merece la pena sufrir por arañar unos segundos.
Se hace muy largo, pero ningún kilómetro es eterno, ni siquiera el último. Rodeamos la iglesia, pasamos varios arcos y acabo en 40'54" (mejor marca del año, que pena). El último ha salido en 3'49".
Como decía al principio, salió lo que tenía que salir, ni más ni menos. 188 de más de 1000 llegados a meta, 20º veterano C, de 125, creo que voy a conformarme ;)
CLASIFICACIONES