Hoy no era el día. Y no porque no
haya entrenado bien, que lo he hecho, era porque no sé aplicarme el cuento
cuando las señales te dicen “STOP”.
Es
el cuento de nunca acabar. Acabo el 2015 lesionado de nuevo por la zona de los
sóleos y gemelos. Cambio por completo la forma de entrenar, incluyendo mucha técnica
de carrera, cuestas, sesiones de fuerza y circuito Oregón. En dos meses estoy
muy fuerte, pero en las series rápidas me duele una rodilla. No le hago caso y
sigo entrenando, como si nada. Ayer, a media mañana, me empieza a doler
bastante la zona lumbar. Ibuprofeno y un paseo en bici. Me alivia bastante el
dolor. Esta mañana me levanto “tronchado”, me duele todavía. Ibuprofeno y
movimiento, esto se pasa calentando…
Y
con muchas ganas de correr y poca sesera, me voy a Membrilla con los compañeros
del C. A. Las Lagunas. Casi me tienen que bajar del coche de Floren, ya que me
había enfriado y volvía a doler. Ver como me quitaba los pantalones tratando de
hacer contorsionismo ha sido un espectáculo. Toda la mañana forzando posturas,
disimulando el dolor, mañana tendré agujetas en los abdominales…
Pero
la cosa cambia en el calentamiento. Al minuto de empezar a trotar, el dolor
desaparece (algo en mi interior me dice que me va a dar la risa cuando, una vez
frío, llegue a casa). Un trotecillo corto de reconocimiento, un progresivo para
ver sensaciones, y a la línea de salida.
Se
ven corredores finos, jóvenes, veteranos, mujeres… todos (o casi), así que,
prudentemente, nos ponemos no muy cerca de la cabeza en la salida. Curiosamente,
hay mucho hueco, parece que todos esperamos a los “buenos”, pero dan el
pistoletazo, y ahí no se ha puesto nadie.
Suave
Eladio, suave. Frena, regula, no te lances en la salida. Tantos meses sin
competir, han hecho que no controle lo más mínimo el ritmo al empezar. A los
dos o trescientos metros miro el Garmin y veo que vamos a 4’ pelados. Bajo un pelín el
ritmo y busco a Floren. Lo tengo a mi lado, bien, voy a tratar de ir con él lo
más lejos posible.
Antes
de hacer el primer giro, calculo a grosso modo los que llevamos delante …unos
40 más o menos. Que lástima no haber llegado en buenas condiciones!! Entramos
al Paseo del Espino y nos encontramos un giro al final, en el que está situado
el primer kilómetro. Lo pasamos en 4’06”. Quizá es algo rápido para ser el
primero, pero me alegro de haber conseguido frenarme lo suficiente como para no
hacerlo más rápido todavía. A continuación entramos en una calle bastante
larga, para tratarse de un pueblo pequeño, unos 500 metros. Hay numeroso
público animando y aunque yo voy pensando que en la segunda vuelta se me va a
hacer eterna, ahora la recorremos en un suspiro. Al final está el segundo kilómetro,
pero el gps pita unos metros más tarde de la cuenta, a 4’08”. Algún que otro
giro, Plaza del Azafranal, dos calles más y llegamos al 3 en 4’10”. De nuevo el
gps pita después del cartel de la organización. Enseguida llego a la conclusión
de que no pillo bien la cobertura, y las referencias del aparato no serán muy válidas.
Sobre
este punto, si no recuerdo mal, se encuentra el avituallamiento. Decido no
coger agua, ya que llevamos muy pocos minutos corriendo y el sol no pega con
fuerza, lo haré en el km 5 … que es donde daba yo por supuesto que estarían colocados
los voluntarios con el líquido elemento…
Llegamos
al 4 y empiezan mis dudas. El gps dice 4’12”, pero cada vez pita más lejos de
las referencias de la organización. Empiezo a notar que no voy bien de
pulmones. Supongo que el haber ido haciendo tanta fuerza con el estómago me está
pasando factura y no soy capaz de llenarme de aire cada vez que inspiro (no voy
a olvidar los síntomas de alergia que tengo desde que empezó la primavera). Le
digo a Floren que voy a aflojar un poco, yo no voy tan fuerte y él puede acabar
hoy haciendo una marca bastante curiosa, no quiero hacer de lastre. Justo
delante está Isidro y estoy seguro que lo alcanzará en breve.
Una
ligera pendiente favorable (apenas se aprecia) hace que el quinto kilómetro lo
pase en 4’13” y comienzo una segunda vuelta que se me antoja catastrófica.
Enseguida
me pasan dos corredores (parecen más jóvenes que yo). Volvemos a entrar en el
Paseo del Espino y aprovecho para contar cuántos veteranos llevo delante. Es lo
que hay, cada uno se motiva a su manera, y yo, que soy muy competitivo, cuento
a los de mi edad … más o menos 15. Floren me va sacando poco a poco cada vez más
metros. Me alegro por él, lo veo fuerte y eso me gusta (aunque vaya delante,
tiempo habrá de ponerle las cosas difíciles). Nada más pasar el km 6 (4’19”) me
cruzo con Alfonso y pienso que, a unas malas, termino la carrera con él.
Pasan
los metros y la cosa no pinta tan mal, nadie más me va adelantando, es buena señal.
Llego al 7 picando de nuevo 4’19”. Y ahora si, me alcanza Isma y me adelanta
con mucha facilidad, este chico anda muy bien, tiene buenos genes.
Como
en el 5 no había otro avituallamiento, esperaba al primero con muchas ganas,
acepto encantado un botellín de agua y me tomo un respiro, sin dejar de correr,
para darle un generoso trago. Este gesto me hace llegar al 8 en 4’25”, siendo
el más lento de todos.
Un
poco más adelante me rebasa un veterano corredor del circuito de Ciudad Real,
trato de seguirle unos metros, pero soy incapaz, no puedo respirar bien, me
ahogo enseguida y decido desistir. Vuelvo la cabeza y veo a otro (más)
veterano, y cuando pico el noveno mil (4’21”) decido no dejarme pasar por
ninguno más, cueste lo que cueste. La verdad es que tampoco me he tenido que
exprimir mucho, a estas alturas de la carrera, que levante la mano el que vaya
fresco…
Últimos
giros y encaro la meta. Ahí está Coco animando y haciendo fotos y no puedo
resistir hacer una gracia a su paso (gracias mostro).