sábado, 1 de agosto de 2009

A mil metros de la gloria.



Esta semana he subido dos veces por el mismo camino con la bici. Se trata de un carril que atraviesa la sierra que se ve desde Algeciras y llega hasta la carretera que une esta localidad con Tarifa, concretamente al puerto de El Bujeo.
Mi objetivo era llegar hasta las casas de las Corzas, situadas a unos 470 (creo) metros de altitud.
El martes hice el primer intento, pero una confusión a la hora de tomar el camino correcto y la falta de tiempo, ya que curraba por la tarde, hicieron que me quedase a la altura del mirador del Hoyo de Don Pedro . La subida es preciosa. En cuanto comienzas a ascender, tienes a ambos lados prados repletos de vacas pastando, pero enseguida comienza el monte, con sus carrascas, pinos y alcornoques por todas partes. Es monte cerrado, precioso.

Las vistas de la bahía de Algeciras y el campo de Gibraltar desde allí son espectaculares, a pesar de que fui madrugador y el sol me pillaba muy bajo todavía para hacer las fotos.


Hoy he salido a la misma hora, pero con intención de llegar más lejos, hasta las mismas casas. Antes de acceder al camino, todavía en la ciudad, hay que superar una cuestecita que te acaba de despertar, si es que todavía vas somnoliento a las 7:30 de la mañana. Después el terreno te deja llevarte con más suavidad, haciendo que guardes las fuerzas para la dura pendiente que te espera.
Los primeros metros del camino de subida tienen zonas con muchas piedras, pero con poco hábil que seas, los superas enseguida. También te encuentras alguna cancela que debes dejar cerrada para que no se escapen las reses. Hoy he debido ser el primero en subir, ya que me he encontrado todo cerrado.
Cuando llevaba unos tres o cuatro kilómetros de ascenso, ha empezado a soplar un molesto viento de poniente. A pesar de que viene bien para limpiar parte del abundante sudor que me dejo por el camino, hace que me cueste más de la cuenta subir por tan espléndido paraje. Me duelen las piernas, parece ser que hoy no tendré las mismas buenas sensaciones del martes.
Justo en una hora llego al mirador del Hoyo de Don Pedro, tomo mi barrita de frutas y sigo subiendo sin descanso. Enseguida, y a un lado del camino, una enorme silueta marrón trata de ocultarse tras una enclenque encina. Parece una vaca, con sus enormes y puntiagudos cuernos, pero cuando llego a su lado, descubro que no es vaca, es su marido. De repente me entra algo de pánico y acelero algo la marcha, espero que el bicho no sea agresivo ... en absoluto, es solo apariencia.
Ahora llego a una zona más o menos llana, cambio el desarrollo y acelero mi marcha. Esta parte dura poco, demasiado poco. Pronto el camino comienza a convertirse en un pedregal con más pendiente de la que yo desearía, de nuevo bajo la velocidad y tiro de mis reservas para sortear esta pendiente. Tras un giro a derechas me encuentro de nuevo un frío viento de poniente que me deja algo tocado de moral. Aguanto sin rechistar, subo y por fin consigo otro pequeño premio en forma de camino de nuevo llanito. Poco más adelante aparecen ante mis ojos las casas de mi objetivo. Todavía están por encima de mi nivel, pero ya las tengo cerca. Desde aquí la vista es maravillosa, casas de fachada blanca entre vegetación de tonos verdes y una caprichosa nube al lado que la hace todavía más peculiar.
Miro el reloj y de nuevo observo que voy a tener que espabilar si quiero llegar arriba. Me pongo un límite, 80 minutos y me doy la vuelta, esté donde esté. Sigo avanzando y no encuentro por donde subir a las casas. Me voy alejando y la memoria no me llega para recordar las imágenes estudiadas a través del sigpac de tanto recobeco y giro por la sierra. Tras una curva encuentro que el camino continúa alejándose; 80 minutos, a casa.
La vuelta es rápida y técnica, tanto como uno quiera claro. Yo me voy dejando caer, apurando las frenadas todo lo que puedo, pero siempre con un puntito de precaución, ya que ahora se que me encontraré más ciclistas subiendo por este camino; tantos como 31 he contado hoy, además de 3 corredores!!
En una de las últimas curvas de la bajada he apurado tanto que casi me salgo, de hecho, me he 'comido' unos pinchos que había al borde del camino :P
Ya en casa paro el cronómetro: 126 minutos y medio, casi 19 kms/h de media. Después compruebo en el sigpac que me he quedado tan solo a un kilómetro de mi meta ... ya tengo excusa para repetir.

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