viernes, 22 de febrero de 2013

Te puedo describir ...

Esta semana hemos comenzado la preparación para el maratón de Madrid. Serán las 10 semanas más exigentes que he tenido nunca, tanto en ritmos como en distancias, pero me veo muy optimista de cara a afrontarlo. Cualquiera que tenga experiencia en este tipo de carreras sabe que el optimismo y una buena mentalización forman un pilar fundamental para enfrentarse a un evento de tal magnitud; sin olvidar un buen entrenamiento, como no. Tras dos semanas sin prácticamente actividad, descansando por un maltrecho gemelo, comienzo el martes con un rodaje en el parque junto a Casero. Soy capaz de aguantar más de una hora despacito antes de notar las primeras molestias. Por supuesto, paro al primer aviso. El miércoles lo temo, tocan series de mil metros y llevo mucho tiempo sin hacer calidad, pero le echo valor y me enfrento valientemente al reto. Son 5 en total y salen todas a la perfección. Uti, afectado por una dolencia todavía sin identificar, nos cronometra entre abdominal y estiramiento. Ayer me quedé solo para entrenar. El cielo, entre gris y azul marino, amenaza lluvia, pero hay que seguir el plan y cuatro gotas no van a poder conmigo. El viento viene de Camuñas, así que cambio mi circuito habitual de entrenamientos y me voy por el que aquí se conoce como "Camino de Madridejos", así volveré cuesta abajo y con el viento a favor. Nada más cantar la chica del Endomondo (cariñosamente apodada "Loli") el tercer kilómetro, comienza a chispear. La suave pendiente, la lluvia y el viento en contra habrían hecho desistir a más de uno, pero yo me lo tomo con tranquilidad y empiezo a sacarle la parte positiva, a saber que mi constancia me hará conseguir un buen resultado, a disfrutar. El séptimo kilómetro se encuentra en la parte más alta del camino, culminando el cerro "Cabeza Gorda" (el que se ve detrás del pueblo cuando vienes desde Alcázar); allí para un buen samaritano en coche y me dice que si me lleva a Camuñas. Muy agradecido, le contesto que no. Dice que me voy a mojar (ya iba calado) y otra vez con un gracias le contesto que ya lo sabía. La sonrisa que dibuja mi cara creo que lo desconcertó, todavía hay gente a la que le extraña ver a alguien correr bajo la lluvia solo por gusto. El regreso es rápido, todo el rato por debajo de 5' el mil y sin apenas esfuerzo. Por la tarde, en el curro, me da por contar la anécdota del samaritano y se me viene algo a la cabeza: Te puedo describir el paisaje, repleto de olivos, viñas, almendros y cereal despuntando, te puedo describir el tiempo, temperatura agradable, lluvia, brisa suave ... pero no te puedo describir las sensaciones que fluyen por mis venas mientras corro, es algo que, hasta que no lo hagas, jamás conocerás. Os dejo un enlace al endomondo PINCHANDO AQUÍ