lunes, 29 de abril de 2013

Maratón de Madrid, año 2013.

Igual que un niño la noche de Reyes, el maratoniano se acuesta pronto, ansioso porque llegue la mañana especial, la mañana en que se cumplirán sus deseos. Cualquier ruido hará que se despierte, pero la necesidad de estar fresco al día siguiente le hará volver a dormir rápidamente. Este niño grande puso el despertador a las 5 y 10 de la mañana y después de desayunar avena se puso el uniforme reglamentario del C. A. las Lagunas de Villafranca. Pronto comienzan a llegar el resto de compañeros y compañeras de viaje, Antonio, Bienve y familia, Uti, Atanasio, Fillo y familia, Casero y Luci. Las prisas me juegan una mala pasada y olvido las zapatillas en casa; me doy cuenta a 20 kms y como llevamos tiempo de sobra opto por dar la vuelta y no jugármela con las que llevo puestas (las Response que me dieron 3:23:44 en Ciudad Real). Está nevando, hace viento, frío, la cosa no pinta demasiado bien, pero Uti ha consultado su bola mágica y nos vaticina una mañana espectacular, en la que un inesperado buen tiempo hará que volemos sobre el asfalto. Ya en Madrid nos recibe Jesús, que tiene reservado aparcamiento para todos, gracias a él todo ha sido mucho más fácil. Inmediatamente nos dirigimos al punto de encuentro, pero mi despiste nos ha hecho perder unos minutos preciosos y no queda tiempo para la foto de grupo, así que me despido del resto y voy directo a mi cajón, el de color naranja. Allí encuentro a “mi” globero, Emilio, un ultramaratoniano con gran experiencia que nos hará de liebre para bajar, el que pueda, de 3 horas y 15 minutos. Tratándose del maratón de Madrid, esto son palabras mayores, pero la seguridad que da un entrenamiento bien planteado de 10 semanas y el pleno convencimiento de que puedo lograrlo hacen que en ningún momento piense en hacer otra marca más discreta. Tras un minuto de silencio en memoria de las víctimas del maratón de Boston se da la salida, como en la mayoría de carreras masificadas, lenta. Voy pasando a muchísima gente, algún@s sin dorsal, otr@s con dorsales que corresponden a cajones más retrasados … en fin, la historia de siempre. Los 69 segundos que pierdo en salir hacen que el globo referencia me tome una ventaja considerable. Debo tener la cabeza fría y no darme un calentón para pillarlo, hay tiempo de sobra y no dejo de repetirme “tranquilo, tranquilo, no te aceleres” … Uti me ha aleccionado bien y la pesadez de piernas de los primeros kilómetros no me pilla por sorpresa; voy bien hidratado, bien alimentado y suficientemente descansado (igualito que super-ratón, supervitaminado y supermineralizado jaja), nada de pensamientos negativos, las buenas sensaciones llegarán enseguida. En casa, el sábado, me había preparado una “chuleta” para llevar en la correa del reloj, con los tiempos de paso cada 5 kilómetros y así llevar una referencia de mi objetivo en caso de no acompañar al globo de las 3:15. Ahora mismo no recuerdo los tiempos exactos que puse, pero tengo la ventaja de poder ver en la clasificación los que hice en carrera. La primera referencia es 23:18 (voy a poner el tiempo neto, no el oficial), a 4’39’’ el mil. Muy aproximado a lo previsto, aunque unos segundos más lento. Enseguida acaba la subida y, como digo antes, llegan las buenas sensaciones. Alargo la zancada y aumento el ritmo, me fijo en el pulso, voy a unas 160 pulsaciones y decido frenarme un poco, es demasiado para el principio, debo reservarme algo más. Segunda referencia, 45:14. He conseguido un avance estupendo, ahora la media que llevo es de 4’31’’ el km, mejor de lo previsto. Mi cuerpo va respondiendo a la perfección, no tengo, en absoluto, sensación de pesadez ni de cansancio. La concentración es tal que en los tramos que no hay público únicamente oigo el zapatear de los corredores, cual ejército marchando por la ciudad, en silencio, con un futuro inmediato incierto, estoy bien preparado, pero ¿ganaré esta batalla?... ritmo, respiración y braceo acompasados, uno, dos, uno, dos, uno, dos … Tercera referencia, 1:07:20 en el km 15. El recorrido, desde hace mucho, favorable, está haciendo que consiga ir más rápido de lo previsto. Ahora el ritmo medio de la carrera lo he bajado a 4’29’’ el mil y esto me hace meditar sobre la marcha ¿no me estaré pasando?¿debería frenarme un poco, no sea que lo pague al final?. Enseguida mis dudas se disipan, veo, a lo lejos, los globos de las 3:15. Seguimos cuesta abajo, voy muy fuerte y muy fresco y no me lo pienso más, me planteo cazarlos poco a poco, sin pasarme, pero sin aflojar, ya que ir metido en el grupo que forman me hará afrontar lo que queda mucho más relajado. Cuarta referencia, 20 kms, 1:29:34. El pequeño acelerón ha hecho que ahora la media total sea de 4’28’’ el km. Paso la media maratón en 01:34:39 y pocos metros después, alcanzo el grupo de las tres horas y cuarto. En cuanto consigo hacerme hueco, saludo a Emilio, que va escoltado por otros corredores que no se separan de él ni un metro. Se alegra un montón de verme y me pregunta que tal voy ¡bien, por supuesto!. Al integrarme en el pequeño pelotón me relajo muchísimo, dejo de pensar en ritmos, ya que llevo un colchón de varios minutos que me vendrá de maravilla, los que ellos han conseguido respecto al crono oficial, sumados a los míos al haberles dado alcance. A nuestro paso por la Casa de Campo disfruto de la conversación de Emilio durante mucho rato y me adelanta que tiene intención de correr Ronda, e intentará hacer podio ¡este tío es un crack!. Sin darnos cuenta, llega el km 30, quinta referencia, 2:15:18, ritmo medio 4’30’’ el mil. En este punto comienzo a contar hacia atrás, es decir, a descontar los kilómetros que quedan, o sea, 12. Pienso que si “pincho” e intento ir a 5 minutos el mil, todavía hago marca personal y eso me da un buen subidón … pero para subidón lo que viene a continuación; nunca recuerdo el nombre de esa calle (a ver si Uti lee la crónica y resuelve mi duda), pero la imagen que aparece ante nuestros ojos es la que mejor recuerdo del maratón, una calle abarrotada de público y un montón de corredores subiendo a duras penas, algunos con gestos de dolor, resultado de haber acumulado hasta el momento más de 30 kilómetros en sus piernas y otros andando, destrozados por la pendiente. El estrechamiento hace que pierda unos metros mi referencia y eso me provoca algo de angustia, tengo que dar varios empujones a otros corredores más lentos para que me dejen pasar. Evidentemente, son “empujoncitos” y enseguida les pido disculpas. Todavía quedan varias rampas pronunciadas y esta última me ha dejado algo tocado. Me empieza a doler la rodilla derecha y el empeine del pie izquierdo; por lo que se ve, he atado demasiado fuerte los cordones de las zapatillas y eso me está pasando factura. Cuando no resisto más el dolor encuentro a un asistente de la organización, de los que van en patines, y le pido ibuprofeno “lo estoy buscando”, me contesta, pero se queda atrás y yo no pienso parar ¡ni para hacer pis, por cierto!. Menos mal que Emilio lleva una pastilla y me la cede amablemente. La tomo aprovechando el avituallamiento del km 35, sexta referencia, 2:38:19. Ahora el ritmo medio es de 4’31’’, el paso por la Casa de Campo y el comienzo de las subidas ha hecho que la media aumente un poco. Ningún problema, voy sobre seguro. Alrededor del km 38, o 39, no recuerdo bien, me da alcance Fillo, viene como una moto y no se queda ni un segundo conmigo, sigue hacia adelante como alma que lleva el diablo. Queda muy poco, así que decido arriesgar y tratar de seguirlo, pero está demasiado fuerte para mí y en cuanto comienza la subida de la C/ Alfonso XII (creo) lo pierdo de vista y decido no reventar a falta de dos kms. El pequeño acelerón me ha hecho ganar muchos puestos y ahora voy adelantando a bastantes corredores, casi todos siguen corriendo, prácticamente ninguno anda, pero tan solo uno o dos son los que me rebasan a mi. Km 40, última referencia, la paso en 3:01:54. La chuleta del reloj se ha emborronado con el sudor, pero eso no importa, ahora mi mente se centra en acelerar y conseguir una marca que ni en mis mejores sueños había previsto. Km 41, puffffff, igualito que cuando se deshincha un globo, pues así me quedo yo. Por unos segundos me encuentro sin fuerzas, sin aire, con la mente en blanco; lo único que se me viene a la cabeza es que la recta final, en el parque del Retiro, es cuesta abajo, y que será fácil acabar, pero no veo la entrada, solo una fila de corredores delante de mí, en línea recta. Afortunadamente, a unos 50 metros, ya distingo algunas siluetas bajando, menos mal, el final está cerca. Giro hacia el parque, encaro la meta, ya veo los arcos, pero no distingo el reloj, el sudor y el esfuerzo hacen que mi visión sea algo borrosa, así que de lejos, na de na. Acelero lo que puedo, casi descontroladamente, para adelantar a todos los corredores que pueda, que le vamos a hacer, competitivo que es uno y poco antes de llegar al arco de meta oigo gritar mi nombre a nuestros acompañantes, lo que me hace recordar, que, para estos casos, hay que quitarse la gorra y sonreír, siempre sonreír!!! Tres horas, once minutos y cuarenta y tres segundos (69 segundos más será el tiempo oficial) me ha costado terminar el maratón de Madrid … además de 780 kilómetros entrenados específicamente para ello con frío, viento, lluvia, sol, calor, cuestas, series, amigos, familia … en fin, lo cotidiano de un corredor popular. Poco a poco nos vamos agrupando todo el convoy Lagunero, excepto mi hermano, que le ha dado por hacer turismo y se ha ido al Palacio de Cristal, que, por lo visto, es muy bonito ¿a que si, Antonio? Después de tal magnífico esfuerzo, la recompensa es una exquisita comida con Jesús y Sonia de anfitriones, que nos han preparado una tarta riquísima!! Como toda buena crónica que se precie, debo acabar agradeciendo a todos los que han estado conmigo estos días, soportando mis cambios de humor cuando no salían bien los entrenamientos, mis largas ausencias en casa para poder entrenar "en condiciones", mis llamadas telefónicas tan cansinas ... uf, son muchísimas cosas: Marisa, Ali, Roberto, sois los primeros afectados, prometo dedicaros más tiempo; Uti, ya lo sabes, eres el cerebro y el alma de este maratón, a ti te debo mi mejor marca personal y tus buenos consejos han hecho que disfrutara el domingo más que en toda mi vida de una carrera; Miguel, has sido imprescindible, las durísimas sesiones de series habría sido imposible hacerlas si tu no hubieses estado ahí conimigo; Antonio ... que mal rato me hiciste pasar ¿para que te pierdes? jeje, es coña, de no ser por ti, no me habría puesto en la vida a correr. Bueno, paro ya que esto se pasa de largo ... ah, no!, Montse, tu si que me has tenido que aguantar en el trabajo!! jaja pobrecilla, al final, hasta te resultaba interesante que te contase mis entrenamientos, pues verás ahora, que cansino, te voy a contar la carrera mil veces!! MIS TIEMPOS OFICIALES