miércoles, 26 de febrero de 2014

Maldito Murphy.

Maldito Murphy, maldito tu y malditas tus leyes.

    Habrá maratón. Madrid. Por fin tengo la inscripción. La semana pasada ya fue la primera dedicada al entrenamiento específico. El reto será bajar de 3 horas. Un gran reto, y más en Madrid.
    Ayer comentaba con el amigo Casero que tengo buenísimas sensaciones. Tanto los rodajes como los días de calidad de esta primera semana han sido excepcionales. Los ritmos en su justa medida, incluso permitiéndome la licencia de ir más rápido, pero sin acusarlo. La recuperación de lujo. Sin embargo, hoy Murphy ha querido empañar mi optimismo; me visto de corto, perparo una camiseta fina para las series, confiando en que hará buen día, pero la mañana se ha nublado, sopla viento frío. Comienzo a calentar (tocan 5 kms) y las piernas están heladas, pesadas, casi doloridas. Pienso que esa sensación se irá a los pocos minutos, y menos mal que se ha cumplido, pero el frío viento que atraviesa el parque y que ningún árbol es capaz de detener me lleva "alicortado".
    Cuando llevo ya seis vueltas (3 kms) unos nubarrones negros de tormenta amenazan mis miles. Cambio de planes sobre la marcha; si esto sigue así, caliento solo un kilómetro más y paso de miles, me hago un ritmo a 4' 'pelaos', si puedo 6 kms.
    Dicho y hecho. En el cuarto kilómetro del calentamiento empieza a chispear. He metido la mochila con la ropa seca en el coche (menos mal) y tan solo he dejado la botella de agua afuera. Sin descanso, sin progresivos y sin pensármelo dos veces, comienzo mi ritmo.
    El inicio de cada vuelta es con el viento en contra. La primera recta es horrorosa. Las piernas congeladas, no puedo ir rápido, sopla el viento cada vez más y lo que en un principio me parecía agua-nieve se queda en tan solo lluvia, de costado. El primer mil lo hago en 4'05", pero nada agusto.
    En este momento se me viene a la cabeza la conversación que tuvimos anoche por whatsapp. Mis compañeros del club saben que me tomo en serio estos entrenamientos, que soy constante y eso hace que logre mis metas. Es hora de demostrarlo. Poco a poco voy aumentando el ritmo, pero todavía por encima de 4' el mil. En el segundo kilómetro llueve. Voy chorreando de agua, congelado. Pero esto no podrá conmigo, estoy decidido a cumplir, ya pueden caer chuzos de punta. Tercer kilómetro, duro pero en progresión, ya voy rondando los 4'00". Cuarto km y deja de llover fuerte. En el quinto casi ni chispea y el sexto lo hago en seco. He sido capaz de acelerar poco a poco, marcando un último mil en 3'48", para dejar el cronómetro parado en 23'45", cumpliendo con mis expectativas.
    Sale el sol y no dejo de maldecir a Murphy y sus leyes; si hubiese venido 30 minutos más tarde a entrenar habría podido hacer los miles, en seco. Como he perdonado un kilómetro en el calentamiento, decido trotar uno más para volver a la calma, o sea 4 en lugar de los 3 previstos (que luego todo sale...).

No hay comentarios: