lunes, 11 de agosto de 2025

XII Nocturna Temblequeña

 Después de la última carrera a la que asistí, allá por mayo, pasé por una latosa fascitis plantar que me impidió correr durante muchos días. En su defecto, me puse a dar pedales. Pero la suerte no estaba de mi lado y, por diversos motivos, también tuve que aparcar mi querido vehículo de dos ruedas.

Cuando he podido volver, mi estado de forma es pésimo. La parte buena es que estoy terminando las vacaciones, y casi todos los días me he podido calzar las zapatillas y acumular muchos kilómetros de entrenamiento. Voy lento, con el pulso más alto de lo habitual, debido también al calor que estamos pasando. He de confesar, también, que a veces utilizo un sistema muy peculiar, en el que descanso muy poco, llegando al límite del sobreentrenamiento (espero que, sin alcanzarlo), para luego aflojar y tratar de ir aumentando, nuevamente, para alcanzar un pico de forma el día de la fecha de una carrera objetivo.

Toda esta introducción es para que el lector sepa de antemano que el sábado, 9 de agosto, iba bien entrenado, pero sin el descanso correspondiente. La nocturna temblequeña tiene un perfil muy favorable para ir rápido, pero no es carrera objetivo. La idea era tratar de correr lo más rápido posible, pero controlando al máximo, sin darlo todo. Además, con unos 33 grados de temperatura ambiente, tampoco es plan de jugársela...

Hice el viaje con el amigo Ignacio, que se queja mucho, pero luego corrió a 3'40''... hablando de nuestra carrera, de los avances y de los muchos obstáculos que se está encontrando la organización. Espero que todo se resuelva a tiempo y podamos dar un buen evento a todos los participantes.

En Tembleque nos reunimos con Fillo y hacemos parte del calentamiento con él. Damos una vuelta completa al recorrido y podemos ver que, aunque parezca algo difícil, se están agrupando muchos vecinos en buena parte del mismo, para dar ánimos, olé por toda esta gente!


 

En la línea de salida coincidimos con varios amigos, entre ellos, Monrre, Carrillo y mi buen amigo y gran compañero de carreras, José Torresano. No hace falta cruzar más de dos frases para ponernos de acuerdo y decidir correr juntos. Su propuesta es ir a 4'20''  el kilómetro, aproximadamente, y, aunque lo veo un poco rápido para lo que yo había calculado, acepto.

Empezamos muy puntuales, los galgos buenos (que hay muchos), salen disparados. También nos adelantan enseguida varios corredores, a los que José va advirtiendo: vosotros corred, que ahora, en un rato, os pillamos (no hay que se adivino para saber que tenía toda la razón del mundo).

En mitad del primer kilómetro no llevo muy buenas sensaciones y le pregunto si va controlando el ritmo con el reloj. Me contesta, sonriendo, que no, que por sensaciones. Yo no veo ni el ritmo, ni el pulso, ya que, entre la oscuridad y la presbicia me resulta imposible (me pasó lo mismo hace dos años y y ya contaba con ello).

Comenzamos a rebasar atletas. Giramos en la Calle Paloma y pasamos el primer kilómetro, a la altura del Cuartel de la Guardia Civil, en 4'13'' ¡JOSEEEEEE! mal empezamos!! Mi liebre, sin perder la sonrisa, me dice, tranquilo hombre, vamos a aflojar un poco...

Nada más girar hacia la Calle Santa Ana vemos a Fillo, que se ha parado y tiene entre sus brazos a Isidoro Moreno, un gran corredor de Consuegra, que parece haber tenido un percance. Lo deja suavemente sobre la acera y se queda con él. Creemos que fue un golpe de calor, saltan las alarmas internas de cada uno. Quiero felicitar nuevamente a nuestro compañero por su acción  ejemplar.

Acaba la C/ Santa Ana y pasamos el segundo kilómetro, 4'07'' menos mal que íbamos a aflojar...

Empiezo a decirle a José que siga solo, que yo a ese ritmo no voy a aguantar. No es que sea pesimista, es que ver en el suelo a Isidoro y sufrir el calor que estamos pasando, me hace ser más precavido. Por supuesto, él no me abandona. A cada vecino que nos anima le dice algo, a los que hay con mangueras echando agua, les invita a mojarnos, y, era bastante bien recibida el agua, no puedo negarlo. 

Poco después giramos en Pozo Bueno. Aquí hay una pequeña subidita (una tachuela, en argot ciclista). Ahora si, aflojamos un pelín y continuamos. La C/ Hospital es mucho más rápida, trato de dejarme llevar, alargando las zancadas. Enseguida vamos a completar la primera vuelta. Hay mucho público en las inmediaciones y no escucho el pitido de reloj para controlar el tiempo. Tampoco es algo que me preocupe, ya que, a estas alturas, voy a tirar de experiencia y a centrarme en mis sensaciones personales.

En el recorrido hay varios puestos de avituallamiento líquido, cosa que aprovecho y en casi todos ellos cojo un vaso de agua para enjuagarme la boca y echarme el resto por la cabeza. Durante todo el día estuve bebiendo agua en abundancia, por lo que, mientras corría, no tenía sensación de sed. Pero la sequedad del ambiente me dejaba la boca como la suela de una alpargata, y es una sensación muy desagradable.

Al girar de nuevo en la C/ Malecón, dirección al Cuartel, nos da alcance Fillo y, mientras continuamos corriendo, nos dice que se ha quedado con Isidoro hasta que han ido a asistirlo en condiciones. Instintivamente, José se pone a su lado y le dice que nos va a romper el ritmo. Yo le contesto: será a tí, yo no soy capaz de seguiros! Nuevamente entre risas, se frena y se queda a mi lado.

Seguimos adelantando a mucha gente ... bueno, quiero puntualizar algo: somos unos 130 inscritos, cuando digo mucha gente, no hablo de decenas de personas, no sé si me explico jeje.

Unos 50 metros por delante reconozco la coleta de María Victoria, nuestra amiga villacañera. Doy por sentado que el ritmo es bueno y que es posible que le demos caza (spoiler: mantuvo la distancia hasta el final). Yo trato de mirar el pulso cada vez que pasamos por debajo de una farola, pero se me hace muy muy difícil. Me parecía ver todo el rato menos de 160 pulsaciones, por debajo de lo que yo estaba percibiendo. La explicación es sencilla, lo dije al principio de la crónica, no he descansado lo que debería y el cuerpo no da más de si.

Conforme vamos recortando la distancia a la meta, noto que, a pesar de todo, soy capaz de dar más de lo que estoy haciendo. Pero no es el día para demostrarlo. Vamos a pasar esta prueba manteniendo el ritmo, que ya vendrán días para dar el cayo.

Acabamos en 25'50'', a 4'18'' según la clasificación. A la mayoría de los que usamos gps nos salen algo más de 6 km, o sea, una media algo más rápida, pero vamos, que no hay en juego ningún récord del mundo ni nada por el estilo jeje. 

El hecho de participar en una prueba de poco más de un centenar de participantes, con circuito muy llano, buena animación, muchos avituallamientos, unos atletas rapidísimos (que nos ponen en nuestro sitio al resto de mortales, en mi caso, 10 de mi categoría, máster 50), hace que sea muy atractiva y den ganas de repetir. Espero hacerla de nuevo el año que viene.

Ahora, recta final a nuestra carrera de "LAS LAGUNAS DE VILLAFRANCA".