domingo, 14 de diciembre de 2008

Doctor ... ¿es grave?


Mire usted: hoy no he corrido en Pedro Muñoz porque había barro, hacía frío y estoy algo resfriado. Sin embargo, esta tarde, cuando se ha puesto a nevar (con ganas) he salido a entrenar. Si, si, a correr. Nieve, frío, viento, barro, charcos ... y yo corriendo.
Me ha costado seguir un ritmo 'homogéneo', y es que cuando sopla el viento y uno va esquivando charcos, la cosa es complicada. Con todo eso, me ha salido un ritmo medio de 4'52'' el mil, que en estas condiciones no está nada mal. Aunque la ida ha sido dura lo he soportado como he podido, incluso durante unos diez minutos ha dejado de nevar y parecía que algún rayo de sol se abría camino entre los negros nubarrones; pero cuando he llegado a la mitad de mi circuito es como si se hubiera hecho de noche de golpe, ha bajado la luz muchísimo y hasta casi me arrepiento (en ese instante solamente) de haber salido a correr. Más luego, cuando he llegado a las lagunas de nuevo y he visto la preciosa estampa que había ante mi, algo inexplicable que sólo puede sentir un corredor ha hecho que mi entreno fuera de lo más ... no sé ... póngale usted mismo el calificativo.
Ya en el paseo, entre los árboles, la nieve había cuajado uno o dos centímetros en el suelo y he bajado el volumen del mp3 para escuchar el sonido característico de las pisadas al romper su delicada composición ... otra sensación inexplicable ...

Entonces que, Doctor ¿hay algo que cure esto o sigo 'con lo mío'?

La foto es de Daimiel.

3 comentarios:

Landes dijo...

Casi puedo sentirlo... que gozada.

Anónimo dijo...

lo que tienes que hacer es no dejar de tomarte las pastillas, que es por tu bien....

Eladio dijo...

Cierto, Luis, una gozada. Disfruté mucho, a igual medida de la dureza del entrenamiento.
Hermanito, sin pastillas veo mejor la realidad (jajaja) y no es otra que en la sansil de Villacañas me verás el cogote en la salida y tendré que esperarte un buen rato en meta (jejeje que malo soy).